La mayoría de las iglesias evangélicas en el Río de la Plata remontan su historia de cooperación y unidad a los comienzos del movimiento misionero moderno de las Iglesias Evangélicas, con la creación de las Sociedades Misioneras, en el siglo XIX y del empuje misionero del movimiento Pentecostal desde principios del presente siglo.
Las iglesias misioneras que trabajaban en América Latina organizaron, en el año 1913, un Comité de Cooperación para América Latina, constituido por las juntas misioneras, con dos objetivos fundacionales:
“Promover la cooperación entre las misiones evangélicas”
“Proponer vínculos de unidad de acción, dentro y fuera de los campos atendidos por sus misiones, tomando en cuenta el respeto por la libertad religiosa, el desarrollo de las iglesias, y canalizando apoyos espirituales y económicos para la acción del testimonio del Evangelio”
Este Comité convocó a la Conferencia Panamericana de Panamá, (1916), para planificar una estrategia de trabajo en común.
En Argentina se organizó la Junta Evangélica del Río de la Plata, que continuó luego, como Distrito Rioplatense del Comité de Cooperación para América Latina (1925 – 1937). Su propósito era planificar una estrategia común de las iglesias misioneras evangélicas en América Latina.
En 1929 se realizó el Congreso de La Habana, como continuación del de Panamá, convocando a las iglesias a organizar concilios o federaciones de iglesias en todos los países del América Latina en forma independiente de las juntas misioneras.
Se formó la Confederación de Iglesias Evangélicas del Río de la Plata, organizada en 1938, para Argentina y Uruguay.
En 1957 la Confederación se desdobló organizándose autónomamente en Argentina y Uruguay. Naciendo así, la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, FAIE y su par, la Federación de Iglesias Evangélicas del Uruguay, FIEU.
Como resultado de la Primera Conferencia Evangélica Latinoamericana, realizada en Lima, en 1962, los seis consejos nacionales continentales constituyeron la Unión Evangélica Latinoamericana, UNELAM, (1965), antecedente del actual Consejo Latinoamericano de Iglesias, CLAI.
En 1992 se inicia una tarea común, en el campo de la libertad religiosa, con la Confederación Evangélica Pentecostal, CEP, y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, ACIERA, que constituyen en la actualidad un Concilio Nacional Cristiano Evangélico (CNCE).
Qué es la Federación
Aclaración Necesaria:
A fines de 1991, el pastor Juan Van Der Velde, de la Iglesia Reformada Argentina, por aquel entonces presidente de la FAIE, escribía este interesante artículo en Entre Todos, la revista de la Federación. Pasaron los años, algunas cosas cambiaron pero, en esencia, lo que escribió don Juan en ese momento sigue estando vigente. Por eso, queremos compartir con los lectores de nuestro boletín su original aporte a una pregunta que muchas veces recibimos.
¿Qué hace la Federación?
Por Juan Van Der Velde
Cuando deseamos que se nos defina quién es una persona, solemos preguntar: ¿Qué hace? Esta pregunta es más concreta que otras muy comunes como ¿qué dijo?, o ¿quién es?
Hoy nos identificamos con usted, amigo lector, que cuando oye habla de la Federación pregunta y se pregunta: ¿Qué hace la Federación?
Entrando en el terreno en que usted desea que entremos, me presento. Tengo un nombre oficial que me confiere una identificación especial en esos ámbitos donde se mueven otras agrupaciones de iglesias, compañeras de ruta, como por ejemplo la Confraternidad Evangélica Pentecostal. Soy la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE). Poseo, además, personería jurídica propia. Esto me da cierta importancia y trascendencia. No le podría mencionar la cantidad de veces que pude intervenir, gracias a esa personería, e intervenir en defensa de alguna iglesia que no gozaba de este privilegio de tener una personería jurídica propia.
Repito mi nombre: soy una Federación de Iglesias. Para mí, como Federación, todas las iglesias son iguales. Es cierto, algunas son más grandes que otras, y las más grandes tienen derecho a enviar más delegados a la Asamblea anual, pero para mí todas son iguales, ninguna tiene “coronita”. La presencia de una iglesia que aglutina a muchas iglesias locales en todo el país es para mí tan importante como la presencia de una iglesia que es solo una congregación en cualquier lugar de la República.
Insisto: soy evangélica y argentina. Esa es mi escarapela y mi constitución, mi honor y mi privilegio, mi gracia y mi gozo. Acá en la Argentina, mi patria, soy la Federación de Iglesias Evangélicas. Agrupo a muchas y todas repiten al unísono precisamente eso: somos evangélicas. Agrupo a muchas y todas se adelantan a decir: argentinas. Aquí existimos, aquí confesamos, aquí damos testimonio, aquí Dios nos bendice, aquí damos gloria a Dios.
¿Qué hago? Me reúno dos veces al mes como Mesa Directiva y como Junta Directiva. A menudo tenemos opiniones encontradas, a veces sale a relucir una tradición de siglos, otras veces ni siquiera logramos un consenso. Es evidente que provenimos de ámbitos diferentes. Debo actuar con prudencia, con discernimiento, con temor y temblor. Oigo tantas voces que suelo confundirme: la voz Pentecostal, la del Ejército de Salvación, la Luterana, la Valdense, la Metodista, la de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, la Menonita, la Reformada… la voz de la experiencia y, por encima de todas, la voz del Espíritu
¿Qué hago? Debo leer y escribir cartas, atender invitaciones, escuchar anuncios, recordar celebraciones, tener en cuenta que se realizan campañas, encuentros, debo designar delegados.
¿Qué hago? A veces nos estremecemos: Nueva Ley de Cultos… ¿La entiendo bien? ¿Qué es lo que se esconde detrás de cierto articulado? ¿Peligros, amenazas? ¿No es mejor que ese artículo se formule de otra manera? ¿Lo que propone es realmente un adelanto? Todo en aras de la libertad religiosa, en defensa de la objeción de conciencia.
¿Hago algo más? Debo auspiciar la formación de comisiones que puedan significar un adelanto organizativo en bien del mundo evangélico. Estoy pensando en la Comisión del Compartir Ecuménico de Recursos, en el Comité Ecuménico Permanente de Emergencias. Si llega a ocurrir algún desastre, las iglesias deben estar preparadas para no llegar tarde allí donde se las espera. Debo conformar alguna instancia que nos facilite oficialmente la importación de mercaderías para afrontar eventuales emergencias.
¿Qué más hago? Debo pensar en las cuotas sociales que cada iglesia debe abonar según la cantidad de miembros que tiene. Debo iniciar proyectos para lograr el financiamiento de objetivos fijados. Debo recordar las cosas pendientes, como, por ejemplo, proceder a la distribución equitativa de la ropa que recientemente hemos recibido.
Resumiendo: oro y espero… trabajo y avanzo. Me pongo contenta cuando alguien me dice simplemente FAIE. Me siento como una amiga, una conocida, una institución con la cual se puede contar. Y esto es lo que quiero: que se pueda contar conmigo ante las necesidades, ante las autoridades, ante las dificultades.
Ahora lo insólito: pese a todo, muchas veces me río de los chistes y las “cargadas” que nos permiten relajarnos en momentos de tensión y de cansancio.
Como FAIE hago todo esto y mucho más, a través de la señora Loyda de Muñoz, y de los pastores Héctor Petrecca y Juan Gutiérrez[1]. Juntamente con la Mesa y la Junta Directiva seguimos trabajando para que usted no sienta tanta necesidad de preguntar: ¿Qué hace la Federación? No siempre fui tan clara, tan explícita, tan pertinente. Por ello pido perdón, comprensión, imaginación, y un mínimo de compasión… y sí, también oración.
Quedo de usted,
FAIE|Federación Argentina de Iglesias Evangélica
[1] Colaboradores de la FAIE en el momento en que se escribió el artículo.
Objetivos de la FAIE
La FAIE tiene estas prioridades fundamentales:
• La acción en favor de la libertad religiosa y contra toda forma de discriminación y exclusión.
• La promoción del espíritu ecuménico y de expresiones de unidad y acción conjunta de las iglesias evangélicas.
En este marco, los objetivos inmediatos más específicos son:
• La búsqueda de caminos de unidad y testimonio unido.
• La recomposición de la relación con organismos gubernamentales y no gubernamentales.
• El restablecimiento y mejoramiento de las relaciones con organismos ecuménicos internacionales.
• La defensa de la libertad religiosa, en contra de cualquier tipo de discriminación.
• La asistencia en situaciones de emergencia.
• El acompañamiento personal y comunitario.
• La información y difusión de la tarea de la FAIE.
• La elaboración de un plan de publicaciones, con el sello ”La Aurora”.
La FAIE es un lugar de encuentro o foro de las iglesias, un nexo con organismos eclesiales internacionales e interdenominacionales, así como con autoridades nacionales y organismos no gubernamentales.
Acción y proyección de la FAIE
1. Promoción de la unidad de las iglesias y su enriquecimiento mutuo.
2. Representación ante organismos gubernamentales, no gubernamentales y eclesiales.
3. Apoyo a las iglesias en su relación con organismos gubernamentales y no gubernamentales, mediante el asesoramiento y la orientación.
4. Continuación e intensificación del proceso de descentralización, para una mayor participación de las iglesias.
5. Integración de las iglesias miembros en el nivel directivo, para alcanzar los objetivos. En esta línea se han creado departamentos y comisiones:
• Departamento de Ecumenismo, para la promoción de la unidad.
• Departamento de Acción Federativa, para el desarrollo de las relaciones federativas.
• Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas, para mantener contacto y relaciones con distintos organismos eclesiales, gubernamentales, no gubernamentales y de interés social.
• Departamento de Radiodifusión, para la promoción de la radiodifusión cristiana y la acción en favor de la no discriminación en los medios de las emisoras de origen evangélico.
• Departamento de Emergencias y Acción Social, para el apoyo y el asesoramiento a las iglesias en su acción diaconal.
• Departamento de Publicaciones, con su editorial “La Aurora”, para la publicación y difusión de literatura cristiana.
• Comisión de Finanzas, para la administración y búsqueda de recursos que permitan la mejor concreción de los objetivos y metas de la Federación
6. Difusión y promoción de los objetivos y acción de la Federación.
7. Intensificación de las comunicaciones con las iglesias y promoción y organización del trabajo conjunto, como acciones inmediatas.
Definición de líneas de misión y servicio; recibiendo y elaborando las sugerencias de las iglesias, como tarea prioritaria de la Junta Directiva.
Misión, Visión y Valores
MISIÓN
Contribuir a la práctica ecuménica, caminando juntos en acciones de servicio y testimonio.
VISIÓN
Ser una organización fundada en el Evangelio de Jesucristo, que impulsa la unidad de los cristianos, en la diversidad de prácticas y posición ante la fe.
VALORES
• Justicia
• Coherencia
• Responsabilidad
• Trabajo en equipo
• Fe y Amor
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